Nuestro día a día, y también el de nuestros hijos, se encuentra rodeado de instrucciones en todos los entornos y contextos… Instrucciones sobre cómo vestir (reglas de uniformes), sobre cómo circular con nuestro vehículo, sobre cómo ir al comedor escolar, cómo comportarse en clase o en casa (normas)…..

Como podemos ver, en muchas ocasiones encontramos que normas, reglas, procedimientos, protocolos, etc., se resumen en algo muy sencillo: instrucciones. 

INSTRUCCIONES VERBALES Vs INSTRUCCIONES NO VERBALES

No siempre las instrucciones que recibimos son verbales. En algunas ocasiones éstas cuentan con palabras (bien habladas o leídas) y en otras no. Veamos el siguiente ejemplo con el que seguramente todos estaremos muy familiarizados… 

En este ejemplo, vemos los pasos que tenemos que seguir para poder llevar a cabo la construcción de un mueble de una conocida marca sueca. Como puede verse no aparece ninguna instrucción verbal. Seguro que conoce a alguien que dice ser un gran montador de estos muebles, y también a alguien que dice que es incapaz de hacerlo… ¿La solución a estos problemas podría venir determinada por el tipo de instrucción que se nos ofrece? ¿Que no haya palabras puede facilitar o dificultar su montaje? Sí, evidentemente es un factor de gran importancia. Vamos a verlo detenidamente. 

Cuando trabajamos en la resolución de un problema de matemáticas de un nivel de 3º de Primaria, entre otros muchos campos, se activa el de la comprensión de enunciados, muy ligado a las instrucciones verbales. En el caso de los problemas de matemáticas, contamos con un enunciado: «Pedro tiene cinco cromos y le regalan otros tres. ¿Cuántos cromos tiene pedro finalmente?». Este es el enunciado, que debe ser comprendido. Hasta aquí no revelamos nada nuevo, no obstante, a partir de la comprensión del enunciado, iniciamos la tarea de instrucciones verbales en todas aquellas acciones cognitivas que se suceden a nivel interno: «en este problema he de sumar», «tengo que sumar 5 más 3″… Si complicamos los problemas o introducimos más operaciones, la cosa se complica bastante más. 

En muchas ocasiones, las dificultades en la resolución de problemas vienen marcadas, precisamente, por esa sucesión de instrucciones verbales que nos repetimos tras la comprensión del enunciado. Por ello detectamos los siguientes tipos de dificultad al respecto (habitualmente):

– Dificultades en la codificación de la información: en este caso estaríamos adquiriendo la información de forma errónea. Aunque pedro tenga más cromos, el error de codificación podría llevar al niño que resuelve el problema a pensar que pierde tres cromos, que es él quien regala los tres cromos, que tenía cinco pero se queda sólo con tres… ofreciendo un resultado poco lógico en base al enunciado. 

– Errores de concepto: los conceptos de suma, resta, multiplicación o división en ocasiones llevan a operar de forma diferente. 

– Instrucciones imprecisas: en este caso, comprendemos el enunciado y sabemos operar de forma apropiada, no obstante, nuestra procesamiento instruccional nos conduce a añadir, eliminar o alterar valores. A Pedro le regalan tres cromos, pero como yo en mi bolsillo tengo 2, sumo al valor total «8» esos dos cromos de mi bolsillo, indicando como resultado 10. 

Es justo en este segundo punto cuando tenemos que iniciar las tareas de reducación. En un primer momento nos pondremos a repasar tareas de de respuesta automática e inhibición (cognitiva), pero posteriormente nos centraremos en el procesamiento de las instrucciones verbales. 

Las tareas de entrenamiento relacionadas con instrucciones verbales implican mucho trabajo a nivel cognitivo de cara a nuestros hijos no se pierdan y se queden "fuera de juego" en la resolución de sus actividades cotidianas.

UN TRABAJO QUE SE REFUERZA CON LAS INSTRUCCIONES NO VERBALES

Próximamente dedicaremos una entrada del blog a las tareas de instrucciones no verbales y a su importancia.Éstas son esenciales en el afianzamiento de las tareas verbales por diferentes motivos. Inicialmente no parten de un enunciado verbal, si no visual, con el «input» que se ocasiona tras el procesamiento inicial se origina en otras estructuras neuropsicológicas diferentes. El entrenamiento de estas áreas es esencial, pues cuando se trabaja de forma apropiada sin el componente verbal, al contar con éste, la acción, producción y ejecución se ve fuertemente enriquecida.