TERAPIA FAMILIAR

La familia es un miembro esencial de nuestro día a día. Hemos de verla así, como una persona más a la que hemos de cuidar, dar premios, y hacer que sea feliz. Hemos de conocerla bien, entender su dinámica y los movimientos que realiza en función de la actividad y situación de sus miembros.

Día a día vemos una gran cantidad de familias  y comprendemos que cada familia es un amplísimo universo que requiere de un profundo análisis para poder conocerla bien.

A groso modo podemos diferenciar entre diferentes tipos de familias:

  • En base a la relación de los padres:
    • Familias estructuradas: aquellas en que padre y madre conviven con sus hijos y mantienen su relación afectiva.
    • Familias desestructuradas: aquellas en las que ha habido una separación o divorcio de por medio.
    • Familias reestructuradas: familias en las que tras una separación o divorcio, padre, madre o ambos inician nuevas relaciones, aportando a la vida los hijos comunes, parejas e incluso hijos de la otra parte.
    • Familias sobreestructuradas: en los últimos años vemos este tipo de familias con un notorio auge. Tras la separación de ambos progenitores cuando el niño o niños son muy pequeños, uno de los progenitores, o ambos, inician una nueva relación de la que en muchos casos surgen nuevos hijos, bien de la otra parte, bien en común. La peculiaridad de este tipo de familia consiste en que esta segunda unidad familiar se rompe, apareciendo o no, nuevas parejas, quedando huecos relacionales entre padre y madre, pareja de ambos, familiares de ambos, hermanos de la segunda pareja, etc. La Mediación Familiar en estos casos es realmente importante para fijar tiempos y responsabilidades.
  • En base a la funcionalidad familiar
    • Familias funcionales: la familia funciona como un motor. Todos tienen claro su sitio y sus emociones. El conflicto forma parte de la vida, pero no es suficiente para vencer a ese miembro llamado familia.
    • Familias disfuncionales:  no existen roles definidos ni relaciones emocionales claras. La familia tiene un mal estilo comunicativo y suele haber fuertes discusiones. Es habitual encontrar una gran discusión seguida de normalidad absoluta. En estas familias, es preciso realizar un proceso de terapia familiar para encauzar relaciones, fijar roles y establecer vínculos emocionales más allá del nominativo padre, madre, hijo o hermano.
    • Familias patológicas: son unidades de personas que conviven en un mismo hogar, pero cuyas relaciones están totalmente rotas. Por lo general existen cambios en el rol del síntoma familiar, pues siempre hay un miembro que es quien presenta ese síntoma propio de una familia patológica. La solución está tras un proceso de terapia familiar.

También realizamos terapia de familia en otros muchos casos:

  • Problemas con adolescentes e hijos jóvenes.
  • Discusiones generadas por temas concretos.
  • Escasez de límites o problemas educativos con los hijos.
  • Peleas, agresividad familiar y violencia verbal.
  • Afianzamiento de vínculos emocionales.

No dude en contactar con nosotros. Estaremos encantados de asesorarles.