PSICOMOTRICIDAD
El concepto de Psicomotricidad ha cambiado mucho en los últimos tiempos. En nuestros inicios, en el año 2006, ofrecíamos la Psicomotricidad como algo integrado en otros muchos programas: lectoescritura, alteraciones del lenguaje, estimulación temprana (o a 6 años), organización espacial, lateralidad…
A día de hoy seguimos pensando que éste es el enfoque correcto, pues la Psicomotricidad es una herramienta de la hacemos uso para fines muy diversos.
¿A QUIÉN VA DIRIGIDA?
Tenemos dos tipos de receptores:
- Niños sin ningún tipo de dificultad: es muy habitual encontrar padres que quieren estimular a sus hijos. Siempre lo indicamos: NO DEBEMOS FORZAR el desarrollo de los niños, pero eso no significa que no podamos brindarles diferentes experiencias con su propio cuerpo o incluso que les abramos un mundo de movimiento, coordinación, sincronización y de experiencias de sí mismo respecto al entorno y a los demás. Es sorprendente observar los logros y avances de los niños que han recibido una estimulación temprana.
- Niños con dificultad o retrasos en el desarrollo: desde niños con algo más de 10 meses hasta niños escolarizados en Primaria o Secundaria, la psicomotricidad abre un universo muy amplio de recursos para afrontar dificultades de todo tipo. Desde dificultades en el lenguaje (estimulación orofacial), en el gateo y/o en la marcha, hasta niños más mayores con problemas de movimiento, niños de los que sus padres dicen que «son muy torpes», estudiantes con problemas importantes de escritura (disgrafías) y muchas otras situaciones.
ATENCIÓN TEMPRANA
De entre la gran cantidad de receptores que tienen nuestros programas de Psicomotricidad, es en el campo de la Atención Temprana donde más «público» encontramos. Dentro de nuestros programas de Atención Temprana, hacemos uso de la Psicomotricidad con fines muy variados y diversos. Entre ellos destacamos:
- Relaciones del cuerpo con el exterior: a través de ellos, proporcionamos a los niños la experiencia de sentirse a sí mismos, potenciando con ello la cinestesia y estimulando diferentes conexiones neuronales que van a ser determinantes a la hora de desarrollar procesos de motricidad fina tales como coger un lápiz y escribir, andar, gatear, correr, subir escaleras, etc.
- Movimientos y respuesta corporal: ¿qué sucede cuando un niño se cae? ¿y cuándo se choca con una puerta? Suceden muchas cosas, efectivamente, pero una de ellas es que está aprendiendo. Por medio de la Psicomotricidad ofrecemos experiencias a los niños más pequeños con respecto a cómo reacciona su cuerpo frente a diferentes movimientos. Con ello reducimos las caídas y los pequeños accidentes que forman parte del día a día al lograr un aprendizaje vivencial basado en los propios movimientos y la reacción que tiene el cuerpo frente a ellos.
- El cuerpo y los demás: muy relacionado con la orientación espacial. ¿Qué relaciones guarda el niño con el resto de objetos y personas que le rodean? A través de juegos, actividades de muy diversa naturaleza y otras tantas experiencias, afianzaremos el concepto de orientación espacial y dejaremos unas bases muy asentadas de cara al establecimiento de la lateralidad.
Si no tiene muy claro si la Psicomotricidad puede ayudar a su hijo, no tenga la menor duda en contactar con nosotros. Estaremos encantados de asesorarle.