Ya en entradas anteriores hacíamos referencia a otros procesos atencionales, pues la atención constituye un complejo constructo de variables en las que la atención entra en juego. 

Una vez con la atención focalizada en un estímulo determinado (atender al profesor en clase, por ejemplo), hemos de seleccionar qué sección o parte del mismo debemos elegir como foco prioritario de atención (su voz, lo que está escribiendo, los gestos que hace, o cualquier elemento al respecto) ya que encontraremos una amplia gama de distractores y otros elementos con mayor capacidad de recaptar nuestra atención. 

Podríamos definir la atención selectiva como aquel proceso que nos permite dirigir nuestra atención a un estímulo concreto logrando evitar la competencia atencional de distractores y elementos paralelos a aquel en el que queremos o debemos centrarnos. 

Para que esta finalidad pueda lograrse y resulte efectiva, hemos de ser capaces de seccionar todas las tareas a llevar a cabo desde la perspectiva atencional y centrarnos exclusivamente en una de ellas. 

UN EJEMPLO DE ATENCIÓN SELECTIVA

Imaginemos un estudiante de cuarto curso de Educación Primaria sentado en su aula, en una clase convencional, con sus mesas, sillas, pizarra, etcétera. El profesor va a comenzar a contar una nueva unidad de Matemáticas. En este momento nuestro proceso atencional ha de focalizarse en el profesor y se debe seleccionar lo relacionado con el contenido. 

Dos posibles problemas en la atención selectiva a partir de este ejemplo:

  • El estudiante que selecciona como estímulo de atención la forma en la que el profesor escribe los números en la pizarra: Este estudiante tiene claro que tiene focalizar su atención en el profesor, pero selecciona otro estímulo diferente al requerido, ya que obviará las explicaciones y estará atento a las grafías del profesor. 
  • El estudiante que selecciona atender a detalles del profesor: En muchas aulas sucede que en medio de una exposición del profesor, un alumno levanta la mano y pregunta ¿te has cortado el pelo? o ¿tienes hijos? o ¿qué edad tienes?. Cuestiones que nada tienen que ver con el tema en concreto. 

OTRAS SITUACIONES

Imaginemos que el profesor invita a los estudiantes a resolver este enigma. Contando con una buena focalización de la atención, podría darse el caso siguiente. 

Un estudiante con dificultades en la atención selectiva,  atiende exclusivamente al criterio orden de los números, al criterio color, al criterio grafía… por lo que no podrá comprender la lógica de la actividad y se complicará la resolución del mismo. 

Cuando los problemas presentan un componente verbal, las dificultades en atención selectiva se hacen mayores, pues es sencillo abstraerse y entrar en otras muchas opciones atencionales que se abren. 

REEDUCACIÓN DE LA ATENCIÓN SELECTIVA

Sin duda alguna es esencial trabajar y entrenar este campo en niños con dificultades atencionales, pues les permitirá realizar un cribado a estímulos innecesarios y distractores ajenos a la tarea a realizar, permitiéndoles optimizar el tiempo y el resultado. 

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