Estas estrategias y técnicas son de gran utilidad para niños, adolescentes y adultos. Vamos a centrarnos en esta entrada en el mundo infantojuvenil, pese a que la mayor parte de lo expuesto es ampliable al mundo de los adultos. 

Los niños, al igual que los adultos, se sienten mal ante diferentes situaciones. Una frase que empleamos mucho es: «si a nosotros, adultos, nos sobrepasan situaciones y pensamientos, ¿cómo no va a suceder lo miso con los niños que tienen menos recursos que nosotros para afrontar ciertas situaciones?

Y es que en muchas ocasiones es lo que sucede: se presenta una situación, un pensamiento o una emoción inesperada y nos sorprende dejándonos totalmente fuera de juego, con lo que nuestros pensamientos comienzan a ir rápido y de forma desordenada, lo que nos lleva a generar ansiedad y es muy probable que llevemos a cabo conductas inesperadas y que seguramente, tras reflexionar sobre lo acontecido, llegamos al pensamiento de que si volviera a sucederse la misma situación, jamás reaccionaríamos del mismo modo. 

Nadie es capaz de adivinar el futuro ni de predecir qué situaciones complejas va a afrontar ese día, al día siguiente o la próxima semana, no obstante, muchos niños (y adultos también) se enfrentan al mismo pensamiento o situación constantemente y no saben reaccionar ante él, quedándose bloqueados o reaccionando de forma llamativa ante dicha situación.

DEFINIR CONSTANTES

Cuando siempre que nos enfrentamos a la misma situación (exámenes, estudio, pelea con amigos, excursión, etc.) se nos agolpan los mismos pensamientos, emociones o reaccionamos con conductas impredecibles que no volveríamos a llevar a cabo una vez acabada la situación, es sencillo comenzar a sentar las bases del cambio encaminado al bienestar personal. 

APRENDER A ANTICIPARSE

Una vez definidas las situaciones, el profesional ajustará durante algunas sesiones las estrategias para anticiparse a las situaciones conocidas en las que podemos encontrar malestar o actuar de forma poco hábil. De esta forma, habremos resulto el problema antes de que este sucede (si es que finalmente sucede), rebajando los niveles de intensidad emocional, ansiedad y distorsiones cognitivas. 

Del mismo modo, eliminamos creencias irracionales y, en ocasiones destructivas, de cara a obtener  una racionalización cognitiva, un estado emocional definido y bien conocido, y un repertorio conductual trabajado de forma apropiada, repleto de conductas ajustadas y adaptadas a las situaciones concretas. 

LA IMAGINACIÓN: CLAVE EN ESTAS ESTRATEGIAS

Todas las estrategias de anticipación cognitiva, parten de procesos de vivir la situación en cuestión en imaginación. 

Por ello será de gran utilidad para las mismas el trabajo previo y durante las sesiones de trabajo en estrategias que fomenten la imaginación y la capacidad de ofrecer realismo al pensamiento y vivencia de situaciones en imaginación.