Contenidos de este Artículo
- 1 Cuando un niño habla de la muerte…
- 2 ¿Debe tratarse toda muerte de la misma forma?
- 3 ¿Cómo explicar la muerte entre los 3 y los 5 años?
- 4 ¿Cómo explicar la muerte a los niños hasta los 6 años?
- 5 ¿Cómo explicar la muerte a los niños entre los 6 y los 9 años?
- 6 ¿Cómo explicar la muerte a los niños a partir de los 9 años?
- 7 ¿Cómo podemos preparar a nuestro hijo para la muerte de un familiar?
Cuando un niño habla de la muerte…
En ocasiones, nuestros hijos pueden hacernos preguntas relacionadas con la muerte: “Si el abuelo se ha muerto, ¿no le voy a volver a ver?”, “Mamá, ¿tú te puedes morir? Debemos saber que no debemos tratar este tema como tabú, debemos darle un toque de normalidad y tomarlo como algo natural de la vida tomándolo como una oportunidad para hablar de ello.
Al principio, los niños conciben la muerte como algo que les pasa sólo a la gente mayor o su concepto de muerte está relacionado con algún caso cercano y a partir de 7 u 8 años, empiezan a ver la posibilidad que les puede pasar a ellos, aunque de manera remota. Entre los 9 y 13 años entienden la muerte como algo irreversible y es a partir de los 12 años cuando entienden que la muerte es el final de la vida.
Entender este concepto también dependerá de las experiencias propias: si se ha muerto alguna mascota, algún familiar o familiar de alguien cercano
¿Debe tratarse toda muerte de la misma forma?
Nuestros hijos deberán enfrentarse a la muerte más tarde o más temprano, por lo que es importante enseñarles que aprendan cómo llevarlo de la mejor forma posible. Sería bueno explicarles el concepto con la muerte de un animal doméstico o de alguien que conozcan, pero no sea muy cercano, de esta manera, el adulto podrá dar una visión natural y tranquila sin que esté muy afectado y podrá crear un ambiente cómodo y tranquilo para hablar de ello. Aunque el niño conozca el concepto, cuando se produzca un fallecimiento de una persona muy cercana no evitará sufrimiento por parte del niño, pero sí podrá entenderlo, intentará verlo de manera natural y aunque tenga sentimientos de tristeza, lo verá como algo natural en el proceso de la vida y lo llevará de la mejor forma posible.
Existen varios tipos de muerte:
- Muerte esperada. Aquella que afecta a una persona muy mayor.
- Muerte inesperada. Aquella que afecta a una persona que es joven.
- Muerte anunciada. Aquella que afecta a una persona sin importar la edad, pero podemos predecirlo por un diagnóstico, por ejemplo: una enfermedad, un ingreso en la UCI, una operación con riesgos: un trasplante, etc.
- Muerte repentina. Aquella que afecta a una persona sin importar la edad y no podemos predecirlo, por ejemplo: un accidente, un infarto, un ictus; en este caso, no podemos prepararnos ni despedirnos.
¿Cómo explicar la muerte entre los 3 y los 5 años?
A esta edad, el niño siente el mundo alrededor de sí mismo, el concepto del “yo” y no entienden que la muerte es algo definitivo. Es importante darle la noticia a tiempo, ya que puede notar a los adultos tristes y no entenderá por qué, además de transmitirle el mensaje acuerdo a su edad de una manera breve, sencilla y directa. Es muy común que el niño reclame más atención por lo que será fundamental no excluir al niño del proceso del duelo familiar, darle cariño, amor, atención y crear un ambiente cómodo donde se sienta con total libertad para expresar sus sentimientos y pueda preguntar todo sobre lo que tengan dudas. No tenemos que esperar a que ocurra en nuestro entorno, podemos hablar del tema apoyándonos en películas como Bambi, El Rey León…
¿Cómo explicar la muerte a los niños hasta los 6 años?
A esta edad, tienen el pensamiento concreto, se toman las cosas literales, por lo que debemos transmitirle mensajes cortos y claros. Es importante dejar claro que quien se muere, no va a volver a la vida, no le vamos a volver a ver ni podremos hablar con ellos porque pueden estar confundidos ya que en muchos dibujos animados hay personajes que se mueren y luego reviven, pudiendo confundir la realidad con la fantasía.
Cuando un niño descubre la realidad de la muerte les nace un sentimiento de preocupación por si les puede pasar a personas de su entorno cercano. Es importante que conozcan que, por lo general, la muerte ocurre a personas mayores o por enfermedades graves: Si tengo una enfermedad común (constipado, gripe, etc.) me tomo medicamentos y me voy a curar sin problema; si tengo un cáncer avanzado, cabe la posibilidad que haya un final trágico. Es fundamental que el adulto acompañe al niño durante todo el proceso, explicarles que cuando una persona es muy mayor la muerte es algo natural, cuando una persona tiene una enfermedad indicarle las expectativas de los médicos, si el tratamiento funciona o no, si está mejorando o empeorando…
Tenemos que dar al niño el tiempo y espacio necesario, pueden entrar en shock y estar tristes, lo cual es algo normal que también pasa a los adultos. Es cuestión de tiempo, comunicación y un entorno acogedor que entendamos mejor la situación y nos preparemos.
¿Cómo explicar la muerte a los niños entre los 6 y los 9 años?
En esta edad, toman la muerte como algo permanente y surgen preguntas como: ¿La muerte duele? ¿La muerte es para siempre? ¿Volveré a verlo? ¿Puede oírme? ¿Volveré a hablar con esa persona?
Es importante contestarles de manera coherente y realista, no engañarles y contarles lo que implica la muerte. Un ambiente donde el niño se sienta cómodo, querido y con total libertad para expresar sus miedos, preguntas y sentimientos es fundamental para que todo ello disminuya de manera progresiva en el tiempo.
¿Cómo explicar la muerte a los niños a partir de los 9 años?
Entienden la muerte de manera muy parecida a la de los adultos. A esta edad, sienten miedo a que les pase a sus progenitores o incluso a ellos mismos. Los adultos debemos darles espacio y tiempo, darles confianza para que hablen de sus sentimientos en el núcleo familiar, aunque también debemos entender que quizás prefieran hablarlo con su grupo de iguales. Es importante contestar a todas sus preguntas de manera clara, dejar claro qué pasará si les pasa algo a alguno de los progenitores y dejar claro que siempre va a estar arropado por el núcleo familiar; tenemos que tener en cuenta que los preadolescentes y adolescentes tienen dificultad para expresar sus emociones, quizás no llora, pero si está más callado: la tristeza no sólo se transmite llorando, también comiendo menos, sin hablar, sin relacionarse…
¿Cómo podemos preparar a nuestro hijo para la muerte de un familiar?
Aunque tengamos claro el concepto de la muerte y lo que ello implica, es necesario que tanto niños como adultos ante una pérdida expresemos nuestros sentimientos y pasemos el duelo. Es importante saber que, aunque la muerte es algo doloroso y triste, forma parte del proceso de la vida: es algo natural e inevitable. A continuación, podemos ver pautas sobre cómo podemos preparar a nuestro hijo:
- Prepara a tus hijos: poco a poco, podemos decirle que un familiar está muy malito y estamos preocupados por él
- ¿Cómo se lo voy a decir?: es muy importante planificar para poder ayudar al niño lo máximo posible.
- Busca un lugar tranquilo: donde el adulto y el niño puedan estar solos y con un clima de confianza para poder hablarlo tranquilamente y con total libertad.
- Elige la hora del día: si el niño está cansado o enfadado, no es buen momento para hablar sobre ello.
- Apaga dispositivos electrónicos: evita interrupciones o distracciones para ambos y asegúrate que estáis concentrados en la conversación.
- Explica las cosas como son: háblale claro, de manera sencilla y realista; evita frases como “Se ha ido de viaje” porque crearemos falsas expectativas de que va a volver a ver al ser querido.
- Valida sus sentimientos y emociones y evita decir cómo se tienen que sentir: cualquier sentimiento es totalmente válido; en caso que veamos que el niño no los expresa, podemos expresarle los nuestros, es normal al principio sentirnos muy tristes y es cuestión de tiempo ir a mejor.
- Intentad mantener el recuerdo: cuando sufrimos una pérdida de un ser querido, aunque ya no esté, le tenemos presente en nuestra vida cotidiana. Por ello, es importante recordar momentos con esa persona, enseñarle fotos, recordar sus gustos…
Aunque una persona haya fallecido, en mi opinión, de alguna manera sigue vivo en nuestros corazones. No podemos evitar la muerte ni que surjan sentimientos de tristeza, pero sí podemos ayudar al niño preparándolo y guiándole en el proceso.
Artículo escrito por
Laura Santos
MAESTRA ESPECIALISTA EN EDUCACIÓN ESPECIAL
Laura Santos es maestra especialista en Educación Especial y Dificultades de aprendizaje y coordinadora de Apoyo Escolar en Área 44 Servicios Educativos.