En este artículo, Alicia Rodríguez nos cuenta todos los aspectos esenciales sobre el Síndrome de Maullido de gato.

¿Qué es el síndrome de maullido de gato?

El síndrome del Maullido de gato, también llamado Síndrome 5p menos (5p-) o Síndrome Cri du Chat, se caracteriza principalmente por la aparición de un llanto en los bebés similar al de un gato. Es un síndrome más frecuente en niños que en niñas, afectando a 1 de cada 50.000 recién nacidos y se debe a la pérdida de material genético en el cromosoma del par 5.

Características

Los niños con S. de Maullido de gato son diagnosticados debido a que presentan estas características comunes entre todos ellos:

  • Llanto agudo y monocromático, parecido al maullido de un gato. Este tipo de llanto está causado por una hipoplasia en la laringe (es muy pequeña y estrecha) y por anomalías físicas en la epiglotis (flácida y de tamaño pequeño).
  • Retraso en el desarrollo somático o retraso del crecimiento.
  • Discapacidad intelectual (variando el nivel de discapacidad entre un niño y otro).

Además de estas características que permiten el diagnóstico del síndrome, los niños con este problema también cuentan con las siguientes características físicas y psicológicas:

  • Estructura facial peculiar, caracterizada por una cabeza pequeña, ojos muy separados, mandíbula estrecha, tabique nasal poco pronunciado y orejas bajas.
  • Desarrollo muy lento de las habilidades motoras.
  • Tono muscular bajo.
  • Problemas alimenticios debido a que presentan un paladar muy alto, lo que les genera problemas a la hora de tragar.
  • Dificultades comunicativas:
    • Gran diferencia entre comprensión del lenguaje y habilidad para expresarse. Por lo general estos niños presentan un buen nivel de comprensión, pero retraso en capacidad de expresión.

En cuanto a las características del comportamiento, destacan las siguientes en la mayoría de los casos:

  • Curiosidad y ganas de aprender.
  • Interés por normas de convivencia y conceptos sociales.
  • Gran sentido del humor.
  • Son niños cariñosos y afectivos con el resto de las personas.

En ocasiones, en función de la situación social del niño, también podemos encontrarnos con comportamientos totalmente contrarios:

  • Conductas agresivas.
  • Miedo a objetos o estímulos.
  • Timidez ante personas o miedo a realizar nuevas acciones.

Es necesario destacar que la manifestación de estas características es muy variable en función del niño.

S. Maullido de gato y aprendizaje

Como ya hemos comentado anteriormente, los niños con este síndrome padecen de discapacidad intelectual, y uno de los aspectos más importantes para tener en cuenta a la hora de enseñar a un niño con S. de Maullido de gato es que tienen una capacidad atencional muy limitada

Además, estos niños presentan una necesidad de supervisión permanente, por lo que también hay que ayudarles en la adquisición de habilidades autónomas necesarias.

En cuanto al área comunicativa, existe una gran variabilidad respecto a la adquisición del lenguaje entre un niño u otro. En la mayoría de los casos pueden ser capaces de construir frases sencillas con las que expresan sus necesidades, pero suele ser necesario el trabajo en sistemas alternativos de comunicación para que puedan comunicar de forma más amplia.

Sus primeras palabras aparecen entre los 3 y los 6 años y solo algunos niños podrán construir oraciones completas, en otros casos, solo serán capaces de utilizar pocas palabras aisladas.

Para evitar situaciones de frustración o indefensión en caso de que no sean entendidos a la hora de comunicarse, es importante aprovechar su buen desempeño en el lenguaje comprensivo para enseñarles sistemas alternativos de comunicación que les permita comunicarse de forma más efectiva.

Hay que tener en cuenta que la capacidad educativa debe apoyarse en la funcionalidad, es decir, debe basarse en la expresión de necesidades y satisfacción de deseos, ya que, si no, el niño no encontrará justificación para esforzarse en comunicarse.

Debemos ser consciente de que estos niños van a alcanzar una independencia personal limitada, sin embargo, debemos tomar todas las iniciativas que puedan maximizar el potencial de desarrollo, dándoles la oportunidad de llevar una vida plena y normalizada.

Orientaciones educativas

A la hora de comenzar a trabajar con niños con S. de Maullido de gato, es importante recalcar la importancia de la intervención temprana, ya que para que los resultados sean positivos y a corto plazo, debemos aprovechar los primeros años de vida para comenzar las técnicas de estimulación. 

En atención temprana sería necesario realizar una intervención que incluya la estimulación de aspectos psicomotrices, sensoriales, cognitivos, comunicativos y socioafectivos.

Así también la familia tendrá que estar involucrada en esta intervención para favorecer el desarrollo integral del niño, siguiendo las instrucciones de estimulación que les marquen los especialistas. 

La participación del entorno del niño es imprescindible para generalizar las situaciones de aprendizaje, algo imprescindible para que los niños aprendan.

En cuanto al desarrollo de las capacidades cognitivas, éste se va a ver facilitado por la estimulación multisensorial, aunque como elemento previo y fundamental estarían las actividades destinadas a desarrollar las capacidades atencionales del niño.

Hay que tener en cuenta que las actividades que persigan favorecer el desarrollo del niño nunca deben realizarse de forma mecánica o forzada, y mucho menos en situaciones de cansancio o desinterés, ya que es fundamental que el niño esté motivado y disfrute de las actividades para que en la mayoría de los casos sean efectivas. Por ello, deben cuidarse los aspectos lúdicos y afectivos de la intervención.

Respecto a la capacidad comunicativa, ésta debe estar estimulándose continuamente, complementando las expresiones verbales con las gestuales, y aprovechando todas las circunstancias cotidianas para enriquecer estas expresiones y favorecer la adquisición y el uso por parte del niño de los elementos lingüísticos.

También adquiere un papel prioritario la adquisición de hábitos y actitudes que faciliten su autonomía personal, teniendo siempre en cuenta la madurez del niño antes de iniciar una actividad, para trabajar aprendizajes previos antes de abordar actividades en las que el niño no esté preparado. Es decir, es importante adecuar el ritmo de aprendizaje a cada niño.

Cuando el niño haya adquirido ciertos conocimientos básicos podemos intentar trabajar elementos que ayuden a su autonomía personal y su inclusión social, como:

  • Independencia respecto a aspectos básicos de higiene, pautas de alimentación y ciclos de sueño adecuados.
  • Autonomía respecto al vestuario y limpieza del entorno.
  • Costumbres sociales y hábitos en situaciones sociales.
  • Trato con el resto de las personas.
  • Formación pre-laboral a determinada edad.

Es muy importante potenciar su autocontrol emocional, fortaleciendo su autoestima con nuestro afecto y valoración. Una de las estrategias esenciales que podemos utilizar para estimular el desarrollo psicosocial de estos niños es el juego, ya que mediante él se potencian los vínculos afectivos y sociales, permitiendo también su desarrollo cognitivo. El juego permite el aprendizaje por observación, básico para el desarrollo social del niño.

Por último, en cuanto a la escolarización del niño, es necesario destacar que va a ser una etapa donde será necesaria la valoración y orientación psicopedagógica constante. 

Esta escolarización deberá ser poco restrictiva, adecuándose a las necesidades del niño y dándole especial importancia a las actividades de ocio y tiempo libre para favorecer la socialización con otros niños.

Algunas pautas que favorecen el aprendizaje de estos niños en contextos escolares son:

  • Actividades con carácter lúdico.
  • Ambiente relajado y tranquilo.
  • Uso de imágenes reales para trabajar sobre acciones o situaciones.
  • No forzar el aprendizaje si no hay motivación.
  • Respetar los ritmos de aprendizaje.

Artículo escrito por

Alicia Rodríguez Área 44

Alicia Rodríguez

PEDAGOGA Y PSICOPEDAGOGA

Alicia Rodríguez es Pedagoga y Psicopedagoga y realiza tareas de Intervención Psicopedagógica en Área 44