En este artículo, Ana Belén Benito nos cuenta todos los aspectos que relacionan el proceso atencional con la conducta.

¿Qué es el proceso atencional?

En cada momento de nuestro día a día estamos completamente expuestos a una gran cantidad de estímulos tanto internos como externos, estímulos que percibimos de forma inconsciente y que nuestro sistema nervioso es incapaz de procesar. 
Gracias al proceso atencional, somos capaces de dar prioridad a aquellos estímulos considerados más relevantes.

Para realizar este proceso, la atención sigue tres fases:

  • Inicio. Es el momento en el que todos los receptores sensoriales se dirigen al punto de partida del estímulo, con el objetivo principal de ser procesado y poder dar una respuesta al mismo.
  • Mantenimiento. Una vez captado el estímulo, se fija la atención en el estímulo durante aproximadamente cinco segundos, pudiendo variar teniendo en cuenta las características del trabajo a realizar.

     

  • Cese. La atención que estaba focalizada en un estímulo o tarea a realizar desaparece.

¿Qué es la conducta?

La conducta se entiende como todas las acciones que puede realizar y realiza un sujeto, ya sea a nivel físico o sensorial. No siempre se podrá detectar la conducta que el sujeto esté realizando, ya que, el simple hecho de pensar, soñar, crear, etc. son conductas también, a pesar de no ser detectadas por el ojo humano.

Teniendo en cuenta el amplio abanico de posibilidades que se nos plantea al hablar de la conducta, es importante conocer su tipología.

  • Conducta innata o heredada. En la primera infancia surgen algunas conductas de forma natural, sin necesidad de haber sido aprendidas de forma previa.
  • Conducta adquirida o aprendida. A lo largo del desarrollo humano se van adquiriendo una serie de conductas a través de la observación o el aprendizaje que van modelando la forma de ser de cada persona.
  • Conducta observable/ manifiesta. En algunas ocasiones, al recibir determinados estímulos del exterior, se reacciona de una forma específica para responder al mismo. Este tipo de acción se conoce como conducta observable o manifiesta.
  • Conducta latente/encubierta. Como se ha comentado anteriormente, existen conductas que no implican una manifestación física, por lo que no son fácilmente detectables desde el exterior. Son llamadas conductas encubiertas.
  • Conducta involuntaria o refleja. Son aquellos actos que realizamos de manera no intencionada, más conocida como “actos reflejos”.
  • Conductas voluntarias. Son conductas en la que el cuerpo reacciona de forma inmediata ante un estímulo. En las conductas voluntarias uno es plenamente consciente del trabajo o la respuesta que está realizando.

Relación atención y conducta

El proceso atencional actúa como una guía para la mente, permitiendo focalizar en los estímulos que más nos interesan y consecuentemente regulando el comportamiento que los mismos nos evocan.

Sin embargo, cabe destacar que el proceso atencional no siempre se activa de forma voluntaria, por lo que se escapa del control de uno mismo. 

Esta falta de control causa una serie de dificultades atencionales que interpondrán límites en el desarrollo de tareas, ya que la concentración disminuye y puede derivar en conductas disruptivas.

Habitualmente, el proceso atencional y conductual se relacionan de forma negativa, entendiendo que la falta de atención tiene una relación directa de causa-efecto con la conducta. 

Para entender esta relación, es necesario saber que la atención no actúa de forma individual, si no que, va acompañada de otros procesos a nivel emocional, motivacional y una serie de mecanismos de inhibición, siendo estos los que permiten controlar el comportamiento humano (memoria no verbal, interiorización del habla, autorregulación emocional y reconstrucción).

Entre dichos aspectos, hay que atender especialmente a la motivación y a la emoción, ya que, la falta de estas reduce la capacidad atencional. Además, determinan la actitud a la hora de conseguir los objetivos propuestos, es decir actúan como reguladores de la conducta.

Artículo escrito por

Ana Belén Benito Pedagoga

Ana Belén Benito

PEDAGOGA ESPECIALISTA EN EDUCACIÓN ESPECIAL

Ana Belén Benito lleva a cabo funciones pedagógicas y Apoyo Escolar Especializado en Área 44.