Cuando nos planteamos trabajar con nuestros hijos con la idea de llevar a cabo algún proceso relacionado con el cambio, siempre nos acercamos a tareas que están relacionadas con la conducta, con obedecer, con hacer ciertas cosas que deseamos, y en algunas ocasiones olvidamos atender a estas 3 necesidades emocionales de nuestros hijos

En muchas ocasiones el proceso de cambio es tan sencillo como dar respuesta a sus necesidades, ya que en una gran parte de los casos, su conducta, comportamiento o aquello que consideramos, debe cambiar, se origina en el intento de satisfacer alguna de las necesidades de las que vamos a hablar a continuación.

En este artículo nos centraremos en las 3 necesidades que consideramos básicas y esenciales en niños antes de los 12 años. Sin duda alguna, el mejor momento para empezar a dar respuesta a las necesidades emocionales de nuestros hijos es desde el minuto cero, no obstante, no siempre las tenemos claras cuando iniciamos nuestra tarea de ser padres, por lo que una vez las conozcamos, debemos comenzar gradualmente a implementar respuestas a sus necesidades en el día a día. 

👉🏻 Al finalizar el artículo os dejamos una pequeña bibliografía con títulos para vuestros hijos, con los que podréis asegurar que atendéis todas sus necesidades emocionales. 

Podríamos establecer muchas necesidades, entre ellas la de amor, presencia, apoyo, seguridad, validación, límites, respeto y contacto físico positivo, no obstante, en este primer artículo sobre este tema, nos centraremos en  la necesidad de amor, en la necesidad de presencia y en la necesidad de límites, pues los consideramos los tres pilares sobre los que construir. 

NO SE TRATA DE LO QUE HACEMOS, SE TRATA DE LO QUE NUESTROS HIJOS SIENTEN

Todos los padres queremos a nuestros hijos y pretendemos ofrecerles el mejor entorno, las mejores oportunidades y, por supuesto, el mejor cuidado. En nuestro intento por lograrlo, no siempre conseguimos que nuestros hijos «sientan» lo que esperamos o queremos transmitirles. De tal suerte, en muchas ocasiones, pretendiendo ofrecer seguridad, les generamos inseguridad; intentando ofrecerles cercanía, generamos cierto rechazo, etc. Por eso siempre debemos, por una parte, plantearnos desde la posición de nuestro hijo, ¿cómo se siente él y qué consigo con esto que estoy haciendo? y, por otra parte, ¿estoy cubriendo la necesidad que pretendo crear o estoy generando una nueva?

NECESIDADES EMOCIONALES DE NUESTROS HIJOS

NECESIDAD DE AMOR: 

Esta necesidad puede ser una de las más evidentes. Todos los seres humanos necesitamos sentirnos queridos en cualquier momento de nuestra vida. Desde el nacimiento, buscamos la generación de vínculos emocionales, afectivos, etc. El amor, no sólo es un sentimiento que nos hace sentirnos especiales para otra persona, además nos ofrece dos pilares esenciales para nuestro día a día: seguridad en nosotros mismos y en lo que hacemos, y autoconfianza. Siempre debemos mostrar nuestro amor por nuestros hijos de una forma incondicional. Olvidemos los «ya no te quiero», «si te portas mal no te quiero»… los «a ver si voy a dejar de quererte…». Porque aunque posteriormente vengan acompañados de un «si yo te voy a querer siempre» o «era broma…» lejos de generar seguridad y confianza, le estaremos transmitiendo la impresión de que nuestro amor puede llegar a no ser una constante, puede desaparecer. Esta situación generará inseguridad constante («¿Me seguirá queriendo mañana?«, «He sacado una mala nota ¿me dejará de querer?») y falta de confianza. Por tanto, asegurémonos de que percibe nuestro amor como incondicional y para siempre. 

Podemos aprovechar cuando las cosas salgan mal, o no como queremos, cuando tenga un mal día, ante un mal comportamiento, ante una pelea con otros niños, ante cualquier situación adversa en definitiva, para afianzar nuestro amor: «esto que ha pasado no ha salido como esperábamos[…] / no ha estado bien porque […] / te ha puesto triste porque […] … pero sabes que yo te quiero y vamos a intentar solucionar juntos lo que ha sucedido». Con mensajes de este tipo, siempre lograremos que nuestros hijos tengan satisfecha su necesidad de amor y éste les proporcione esa seguridad y confianza necesarias para un desarrollo saludable. 

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NECESIDAD DE PRESENCIA

No sólo hacemos referencia a la presencia física: estar en el mismo sitio. Hacemos referencia a estar con ellos. Cuando hablamos con las familias, descubrimos que en muchas ocasiones estamos juntos pero no estamos con nuestros hijos. Ponemos un ejemplo: una madre pasa toda la tarde con su hija pequeña, de 3 años de edad. La madre le pone la TV mientras ella está con su ordenador realizando algunas tareas de su trabajo. Posteriormente, cuando termina esta tarea y la niña pequeña ya está aburrida, le deja una tablet, y ella se dedica a hacer unas llamadas a familiares y amigos. Prepara posteriormente la merienda y mientras merienda, ella ojea una web desde el teléfono. Más adelante, después de jugar un ratito, comenzamos con el baño, mientras la niña está en la bañera jugando con sus juguetes, su mamá está con su teléfono ojeando sus redes sociales. Cenan juntas y posteriormente a la cama a dormir, momento en el que mamá vuelve a dar un vistazo a sus redes sociales, y busca una nueva serie que ver una vez su hija se quede dormida. Obviamente, a lo largo de la tarde hablan en muchas ocasiones, se miran muchas veces… y sí, han pasado juntas toda la tarde, pero no han estado juntas. La necesidad de presencia consiste en la constante interacción a lo largo de los diferentes momentos del día que compartimos. En este aspecto se observan muchos problemas de conducta. En el mismo ejemplo de esta madre, cualquier mal comportamiento de su hija podría estar siendo una llamada de atención para sentir su presencia, por lo que cualquier mecanismo que lleváramos a cabo para modificar esas conductas en esos momentos, no serviría (ni los puntos, ni los premios….) ya que la conducta se lleva a cabo para obtener presencia y no otra cosa. Pasar tiempo juntos y hacer cosas juntos. 

Si volvemos a los dos interrogantes que nos planteamos, esta mamá podría pensar «¿Cómo no va a sentir mi presencia si estoy toda la tarde de todos los días con él?», pero claro está según detallamos la situación que sí hay unión física, pero la presencia brilla por su ausencia. 

La presencia nos va a permitir diferentes bondades bidireccionales, entre ellas el conocimiento recíproco, aspecto realmente importante. Se comenzará a generar un lazo personal, emocional y de él nacerán una gran cantidad de puntos de unión, que serán esenciales, sobretodo en el momento de la adolescencia

NECESIDAD DE LÍMITES

¡Cuántas veces hemos visto a familias que no ponen límites a sus hijos!. Comencemos diciendo qué es lo que NO son los límites:

  • ⛔️ Los límites no significan castigar por todo. 
  • ⛔️ Poner límites no significa estar siempre enfadado.
  • ⛔️ Vivir con límites no significa que nuestros hijos vivan en un entorno lleno de normas.
  • ⛔️ Los límites no constituyen listas interminables de reglas.
  • ⛔️ Los límites no inhiben el desarrollo, autonomía e independencia de nuestros hijos. 

Los límites son como la barandilla de unas escaleras. ¿Nos impiden subir o bajar?, ¡NO! Nos ayudan a no caernos y delimitan el espacio por el que debemos ir. Todos los niños, sean de la edad que sean, necesitan límites. 

Muy lejos de la concepción limitante que en muchas ocasiones se observa desde las familias, los limites son sinónimo de libertad, porque nuestros hijos sabrán entre qué puntos pueden moverse. Podrán elegir permanecer dentro de los límites o no, y sabrán que existen unas consecuencias. Los límites ayudan al desarrollo y al crecimiento personal y afectivo. 

Para establecer una serie de límites tenemos que tener en cuenta que debemos:

  • ✅ Ser constantes: los límites deben ser siempre los mismos. Si un día no se puede saltar en la cama, pero al día siguiente sí, el mensaje que transmitimos es de inseguridad: «algunos días puedo hacer unas cosas y otros no», claro, como ese es el aprendizaje que obtienen nuestros hijos, probarán a hacer cosas que no les dejamos porque «igual hoy sí puedo». Este es uno de los principales generadores de problemas de conducta en casa. 
  • ✅ Iguales: sí, debemos ser iguales padre y madre en la aplicación de límites. Si con mamá hay límites y se cumplen, pero con papá no, o viceversa, con aquel con el que no siempre se cumplan, nuestros hijos estarán encontrando una carta blanca para salirse con la suya. Con 7 años (por poner un ejemplo), igual salirse con la suya es saltar en la cama. Tal vez con 11 sea no ir al Colegio un día porque no me apetece. Con 15, igual la situación se nos va de las manos… 
  • ✅ Claros y específicos: los límites tienen que ser muy, muy claros, y deben «sonar» siempre igual: «no se salta en la cama». La expresión del límite debe ser corta, breve y realmente directa. Debe estar carente de amenazas y coletillas de terribles castigos. Deben poder recordarla  tenerla presente siempre. 
  • ✅ Consecuencias: el no cumplimiento de los límites debe tener ciertas consecuencias, que no castigos, pero su cumplimiento también debe tener ciertos refuerzos. Si sólo aplicamos consecuencias ante el incumplimiento, pero no ante el cumplimiento, estaremos transmitiendo un mensaje totalmente desequilibrado. 

Seguiremos trabajando sobre las necesidades emocionales de nuestros hijos y ofreceremos más líneas acerca de las otras necesidades no tratadas en este artículo. Mientras tanto, puedes consultarnos cuanto necesites. Además, te recomendamos que estés muy atento a nuestras redes sociales y prestes atención a nuestras próximas escuelas de padres, porque tenemos prevista una sesión muy interesante acerca de principios básicos de conducta en casa, en la que vamos a tratar todos estos temas de forma minuciosa.

BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA

Si tienes interés en saber más sobre alguno de estos libros, haz clic sobre la imagen de portada

Cuando Dami se enfada grita, llora, se tira al suelo, da patadas, se estira del pelo… pero NO se está portando mal, solo está expresando sus EMOCIONES.

A través de la historia de Dami, Tania García, creadora de la Educación Real®, nos explica qué necesitan los niños y niñas cuando se enfadan, y, por tanto, qué deben hacer los adultos en ese momento para comprenderlos y acompañarlos, ayudándolos así en la creación de su personalidad y su autoestima.

En Creo en ti se abordan temas tan relevantes como la perseverancia, el pensar por uno mismo, el aburrimiento, la paciencia, el manejo del enfado y el valor de las cosas realmente importantes, mediante metáforas muy sencillas y potentes.

En cada cuento se ofrece una herramienta que servirá para que los lectores CREAN EN ELLOS MISMOS, al ver que son capaces de afrontar y resolver muchas situaciones con las que se irán encontrando a lo largo de la vida.

Si tienes una hija estás debes conocer este libro. Se ha convertido en un auténtico fenómeno editorial tras haber enamorado a papás y mamás a lo largo de todo el mundo.  Ocho ediciones lanzadas en tan solo nueve meses y comentarios maravillosos sobre un libro que ya se ha transformado en un imprescindible para las niñas

“Anoche tuve un sueño. Un sueño en el que llegabas a nuestro hogar con los ojitos apenas abiertos y un montón de preguntas en la punta de la nariz…”.

 

Tras el éxito de Hija y de sus mismos autores, llega Hijo, un tesoro para la biblioteca y para el corazón de los más pequeños.

Un libro que toda la familia querrá volver a leer, una y otra vez, para recordar el privilegio que es recorrer juntos el camino que nos ofrece la vida.

Un cuento sobre los vínculos que nos unen con quien más queremos.

 

Nura ha descubierta el secreto que guarda el ombligo. Ahora ya sabe que de él sale un hilo invisible que la une a todas las personas que más quiere: su madre, su padre, sus abuelos, sus tíos, sus primos, sus amigos… Nunca más tendrá miedo cuando no estén con ella, porque sabe que ese hilo la une a ellos, más allá del tiempo y del espacio, ¡y que estarán conectados para siempre!

Un cuento sobre los vínculos que nos unen con quien más queremos, y sobre cómo a menudo las cosas más importantes son las que no se ven.