En esta entrada, Alicia Rodríguez nos explica en qué consiste la depresión infantil, cuáles son sus síntomas, tratamiento y su relación con los trastornos del aprendizaje.

¿Qué es la depresión? Depresión infantil

La depresión es un trastorno emocional caracterizado por una sensación de tristeza que persiste en el tiempo, así como desesperanza y falta de interés en las actividades diarias.
Este trastorno puede afectar a personas de todas las edades y se presenta en distintos grados de gravedad.

La depresión infantil es una forma de depresión que afecta tanto a niños como adolescentes.
Se estima que entre el 2% y el 8% de los niños y adolescentes sufren de depresión en algún momento de sus vidas y que la prevalencia de este trastorno es del 1,8% en niños de 9 años, del 2,3% en adolescentes de entre 13 y 14 años, y del 3,4% en adolescentes de 18 años.
Otro dato importante es que antes de la pubertad la prevalencia de depresión no difiere según sexo, aunque entre adolescentes la prevalencia es mayor para el sexo femenino.

En los casos de trastornos depresivos en la adolescencia hay una gran probabilidad de que el curso del problema se vuelva crónico y con altibajos, con un riesgo 2 y 4 veces superior de que persista en la adultez.

Es importante saber que, aunque los síntomas pueden ser similares a los de la depresión en personas adultas, la depresión infantil se manifiesta diferente en los niños y adolescentes.

Síntomas y diagnóstico

El diagnóstico de la depresión infantil es difícil ya que los síntomas pueden ser similares a los de otros trastornos y generalmente son difíciles de detectar en niños.
El diagnóstico debe realizarse en una consulta psicológica o psiquiátrica infantil teniendo en cuenta todos los síntomas que aparecen en el menor y descartando otros problemas médicos, sobre todo hormonales.

Los síntomas más comunes que presentan los niños o adolescentes con depresión incluyen tristeza, problemas de sueño, problemas de alimentación, irritabilidad, aislamiento social y falta de interés en actividades que antes disfrutaban. Sin embargo, estos síntomas varían según en qué edad se presente el problema.

  • Menores de 7 años:
    • Ansiedad, siendo el síntoma más frecuente.
    • Irritabilidad y rabietas frecuentes.
    • Llanto inmotivado.
    • Quejas somáticas (dolores en distintas partes del cuerpo, como dolor de cabeza o dolores abdominales).
    • Pérdida de interés por los juegos habituales.
    • Cansancio excesivo o aumento de la actividad motora.
    • Retraso psicomotor.
    • Dificultad en el desarrollo emocional.
  • Niños de 7 años a pubertad:
      • Problemas referentes a la esfera afectiva y conductual.
        • Irritabilidad, agresividad y agitación.
        • Inhibición psicomotriz.
        • Apatía, tristeza, sensación frecuente de aburrimiento, culpabilidad y en ocasiones ideas recurrentes de muerte.
      • Problemas referentes a la esfera cognitiva y actividad escolar:
        • Baja autoestima.
        • Problemas de concentración, bajada de rendimiento escolar y trastornos de la conducta.
      • Problemas referentes a la esfera somática:
        • Dolores de cabeza o dolores abdominales.
        • Trastornos del sueño.
      • Disminución o aumento del apetito.
  • Adolescentes:
    • Síntomas similares a los de la edad puberal.
    • Conductas negativistas y antisociales.
    • Abuso de alcohol y sustancias.
    • Irritabilidad, inquietud, mal humor y agresividad.
    • Sentimientos de inadaptación.
    • Poca colaboración con la familia, aislamiento.
    • Descuido del aseo personal y autocuidado.
    • Tristeza recurrente

Tratamiento

En cuanto al tratamiento de la depresión infantil podemos incluir:

  • Terapia cognitivo-conductual, que se enfoca en cambiar patrones de pensamiento y las conductas negativas que contribuyen a la depresión.
  • Terapia de juego, que se utiliza para ayudar a los niños a expresar sus emociones y resolver conflictos a través del juego.
  • Terapia de grupo, que puede proporcionar un ambiente de apoyo y ayuda a los niños a sentirse menos aislados.
  • Medicamentos antidepresivos en casos muy graves y siempre recetados por un especialista en el campo de psiquiatría infanto-juvenil.

Depresión infantil y trastornos del aprendizaje

La depresión infantil y los trastornos del aprendizaje están relacionados de forma estrecha, pudiendo influir uno en el otro.
Los niños que padecen trastornos del aprendizaje tales como la dislexia o el TDAH tienen más probabilidades de desarrollar depresión que los niños sin estas dificultades.
A su vez, la depresión puede empeorar los síntomas de estas dificultades del aprendizaje, creando un círculo vicioso.

Los niños con dificultades del aprendizaje pueden sentirse frustrados e incompetentes debido a sus dificultades y a los obstáculos a los que se enfrentan en su aprendizaje, lo que puede conllevar una bajada de autoestima, estrés y ansiedad. Si estos sentimientos no llegan a abordarse de forma adecuada, pueden derivar en problemas y trastornos emocionales, como la depresión.

De este modo, la depresión puede afectar negativamente al desempeño académico y aumentar el absentismo escolar, interfiriendo también en su capacidad de concentración, empeorando los síntomas de los trastornos de aprendizaje.

Es muy importante que la familia de los niños o adolescentes con trastornos del aprendizaje estén muy atentos a los síntomas de depresión y busquen ayuda de un profesional en caso de que sea necesario para que estos menores reciban el apoyo y los recursos necesarios para ayudarlos a manejar sus dificultades.

 

Artículo escrito por

Alicia Rodríguez Área 44

Alicia Rodríguez

PEDAGOGA Y PSICOPEDAGOGA

Alicia Rodríguez es Pedagoga y Psicopedagoga y realiza tareas de Intervención Psicopedagógica en Área 44