¿ QUÉ ES EL BURNOUT ?

Bajo el término «burnout» conocemos un síndrome laboral que, en su traducción al español, vendría a denominarse «síndrome de estar quemado» o «síndrome de quemado», haciendo siempre alusión al entorno laboral. Este síndrome, mucho más extendido entre los trabajadores de lo que pensamos (la OCU lo cifra en un 22% del total de trabajadores en nuestro país, y en concreto un 65% entre los Maestros), puede producir importantes perjuicios tanto en la salud física como en la psicológica de las personas que lo padecen. 

¿EXISTE UNA POBLACIÓN DE RIESGO?

Sí. Sin duda alguna existe un blanco perfecto para que el Burnout irrumpa. Por lo general sucede en aquellas personas que desarrollan una actividad profesional vocacional en las que el centro de su trabajo son otras personas. Maestros, Profesores, Psicólogos, Médicos, personal de Enfermería, Policía, Bomberos… Todas éstas son actividades profesionales con elevada incidencia de Burnout, pues se trata de personas que están todo el día trabajando para los demás y no siempre se ve la recompensa ni en el receptor del trabajo realizado, en la consideración social o en la gratificación personal, y que por lo general, cuentan con menos recursos de los que según indica cada colectivo, necesitan.

Otros trabajos en los que se esté expuesto a una carga de estrés importante, poca autonomía, elevada carga de trabajo, exceso de responsabilidades, presiones de superiores continuadas… también son una buena diana para este síndrome

En muchas ocasiones, el burnout aparece cuando las expectativas laborales no coinciden a posteriori con la realidad de su puesto, de su profesión o de su esfuerzo en el trabajo que se desempeña.

¿EN QUÉ CONSISTE?

El burnout es una evidencia del malestar del trabajador fruto de las percepciones (totalmente reales) de lo que se le pide en su trabajo y los recursos que le ofrecen para llevar a cabo dichas metas. Básicamente se encuentran tres aspectos característicos en quien lo padece:

  • Despersonalización: Se deshumaniza el trato en el trabajo llevando a cabo una conducta manifiestamente fría y distante a la par que impersonal con los receptores del servicio que se ofrece profesionalmente (Médicos que hablan mal a sus pacientes, Profesores que dejan de esforzarse para que sus alumnos estén en clase en silencio…)
  • Cansancio emocional: Lleva al trabajador que está quemado a sentirse desbordado a nivel emocional por lo relacionado con su trabajo. Llega a interpretar que sus recursos se han acabado y que no es capaz de seguir adelante.
  • Disminución de la realización personal: El trabajador comienza a evaluarse negativamente como profesional. Su autoconcepto cae y con él, rápidamente su autoestima y autoimagen. Posteriormente observamos el fenómeno de profecía autocumplida: la persona quemada pensará: «soy un mal profesor/policía/enfermero» y acabará actuando como tal.

Además, es habitual encontrar las siguientes manifestaciones:

  • Nerviosismo constante.
  • Agresividad.
  • Alteración de la conducta.
  • Dificultad para mantener la concentración.
  • Sentimientos de fracaso.
  • Pensamientos continuos acerca de lo imposible de llevar a cabo su trabajo.

A nivel físico y emocional encontraremos:

  • Ansiedad.
  • Imposibilidad para disfrutar con las actividades básicas de nuestro día a día.
  • Anhedonia (imposibilidad de experimentar placer)
  • Cefaleas continuas.
  • Aumento de la frecuencia cardíaca.
  • Estado de ánimo depresivo.

Laboralmente nos encontraremos con una persona aburrida con su propio trabajo, que presenta un inusual en él y progresivo bajo rendimiento y que gradualmente comienza a faltar al trabajo.

¿SIEMPRE ES IGUAL EL BURNOUT?

Realmente no. Podemos definir un Burnout activo, cuando el trabajador mantiene la asertividad, se enfrenta a sus situaciones laborales pese a no salir triunfador en ellas. Por el contrario, aquel que presenta una importante carga de apatía y nula asertividad, sería un burnout pasivo.

También podemos hablar del perfil de trabajador.

  • El trabajador workaholic: conocido en la empresa como adicto al trabajo. Pasa más horas al día trabajando que con su familia. Su entrega es total. Cuando se quema, esta persona comenzará a cambiar dicha actitud pues considerará que no merece la pena dejarse la salud y sus años de vida y los de su familiar por su emprsa.
  • El trabajador de banquillo: así definimos al trabajador con iniciativa, con conocimientos, grandes ideas y buena práctica profesional que se queda «en el banquillo» al no permitirle la empresa autonomía para desarrollar su trabajo, al impedirle llevar a cabo proyectos, al no escucharle y al tomar en consideración sus ideas. Una vez que este trabajador se quema abondonará sus responsabilidades, cumpliendo con las de su puesto, pero sin ir más allá, perdiendo la iniciativa y bajando notablemente su rendimiento.

¿SE PUEDE PREVENIR?

Sí. Pero no son los trabajadores los que pueden hacerlo. La prevención debe llevarse a nivel institucional – organizacional, ofreciendo recursos eficaces y suficientes para que se puedan desarrollar los trabajos y tareas encomendadas a los trabajadores.

A nivel personal podemos realizar un acto importante con nuestras expectativas, sin tener que llegar a renunciar a la promoción y a cumplir nuestras metas personales. Se trata de buscar puntos ideales a los que deseamos llegar, puntos intermedios y puntos mínimos con los que nos sentiríamos satisfechos, siendo éstos ajustados y realistas.

Cuando persona se siente quemada o empezando a estarlo y recurre a -ÁREA 44- Centro Psicopedagógico,  desde el minuto cero se le ofrecen una gran cantidad de recursos y estrategias para no avanzar más en su situación, frenar el Burnout y atender las alteraciones en estado de ánimo, ansiedad, etc., que pueda estar manifestando.

¿QUÉ HAGO SI CONSIDERO QUE SUFRO BURNOUT? 

Es imprescindible que contactes con un especialista. Una vez contactes con él, te citará y trataréis diferentes aspectos sobre tu situación e historia en tu empresa, historia laboral anterior, síntomas, signos, manifestaciones y un largo etcétera.

Es importantísimo diagnosticarlo. Con una entrevista y algunas pruebas (tipo cuestionarios y tests) puede hacerse.

Tan importante como diagnosticarlo es tratarlo. Sus efectos crecen progresivamente. En pocos meses encontraremos a una persona totalmente hundida, frustrada, agotada… Los síntomas expuestos se presentarán más veces, durarán más tiempo y serán de mayor intensidad. Es esencial tratarlo, pues entre otros aspectos, la evolución de un Burnout sin tratamiento puede acabar con la posibilidad de un trastorno depresivo e ideación suicida.

Si sospecha que pueda estar empezando a quemarse en su trabajo o se reconoce en lo tratado sobre el Burnout, llámenos. Nos tomamos muy en serio esta situación y queremos ayudarle. Le explicaremos nuestro modo de trabajo y cómo podremos ayudarle.

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