Comenzamos con este primer artículo de un serie que llevaremos a cabo durante el mes de septiembre enfocada a padres. La intención de estos artículos es ofrecer una serie de herramientas para que la preparación de la vuelta al cole sea lo más práctica y útil posible y que sus hijos saquen a septiembre, al inicio del Colegio, el mayor aprovechamiento posible.

SEPTIEMBRE: MES DETERMINANTE

Sin duda alguna un buen comienzo de cada curso escolar es una garantía. En muchas ocasiones, y muchos profesionales también lo respaldan, se habla de lo importantes que son los meses de evaluación, de aprovechar bien las vacaciones para trabajar, de organizarse bien los fines de semana para estudiar, etc. Sin duda alguna todo esto es fundamental, pero lo que consideramos esencial, es un buen comienzo. La creación de hábitos de trabajo, el establecimiento de una actitud en clase y hacia lo tratado en el aula, llevar al día los trabajos, tener un material (apuntes) que resulte atractivo y sea agradable trabajar sobre él, la imagen que de sus hijos comiencen a formarse los nuevos profesores (porque sí, porque ya de todos es conocido el efecto Pigmalión y la importancia que las expectativas tienen sobre, ya no sólo las calificaciones, sino el aprendizaje, rendimiento y motivación individual de cada estudiante), la rutina de trabajo al volver a casa, etc. Todos estos aspectos tan importantes comienzan a generarse desde el minuto uno de Colegio. ¿Vamos a arruinarlo porque su hijo esté cansado?

¿QUÉ VA A APORTARME?

Este artículo se compone de tres entregas en las que vamos a ofrecer tres áreas de trabajo (una en cada uno de ellos) para generar un impacto muy positivo en sus hijos. Ustedes pueden seguir las pautas cuyo trabajo es muy sencillo y que realmente son efectivas de cara al inicio del nuevo curso escolar que se nos viene encima. Los tres campos son los siguientes:

– Rutinas fisiológicas: centradas muy específicamente en el sueño y en la alimentación. 

– Rutinas cognitivas: es importante comenzar a invitar a nuestros hijos en la vuelta al colegio. 

– Rutinas psicoemocionales y de motivación: por muy preparado fisiológica y cognitivamente que se encuentre su hijo, si la vuelta a la rutina le genera estrés, ansiedad, preocupación excesiva o se observan un grado de desmotivación importante, probablemente septiembre no será provechoso y todo esto generará determinadas repercusiones de diferente alcance a lo largo del curso. 

¿Comenzamos?

RUTINAS FISIOLÓGICAS

Siempre, y cuando decimos siempre estamos seguros de no equivocarnos, el verano supone una ruptura total de las rutinas fisiológicas. Nos desplazamos a climas más calurosos (por lo general) y más húmedos. En algunos casos, los viajes se realizan a sitios de diferente huso horario, comemos más veces fuera de casa, las cenas tienden a ser más copiosas y podemos hablar de una ingesta que se acerca más al término «continua» que a cualquier otro.

Rutinas de sueño: No es posible romper nuestro ciclo del sueño de un día para otro. Su hijo se ha estado acostando algo más tarde y probablemente despertándose algo más tarde también. En algunos casos sucede al revés, hijos que se van a dormir a una hora parecida pero que se despiertan antes. También, más presente en preadolescentes y adolescentes, las noches tienen a alargarse, acostándose tarde y despertándose más tarde, favorecido por maratonianas siestas. ¿No pretenderá usted que su hijo cambie este patrón al que se ha ido acostumbrando durante un par de meses de forma gradual y al que todo su cuerpo está adaptado más que de sobra…? Sería una barbaridad pretenderlo. Piense usted que no sólo será pasar sueño y generar con ello mal humor, cansancio, abstracción y distracción en los primeros días de clase, olvidos, etc. No. Realizar un cambio tan brusco supone un enorme estrés al organismo. Hagámoslo bien. 

¿Cómo adaptamos las rutinas de sueño para una vuelta al cole óptima? Comencemos por ver a qué hora está acostando su hijo y a qué hora se despierta. Compararemos entonces con la hora a la que se va a tener que despertar a partir del inicio del curso y veamos diferencias. Conviene que el cambio sea poco a poco. Trate de despertar a su hijo, sí, despertar, cada día unos 10-15 minutos antes, acercándose a una hora cercana a la que su hijo se despertará próximamente. No es preciso que haga que su hijo se despierte sus últimos días de vacaciones a las 7 de la mañana, no obstante, trate de acercarse a las 9.00 o un poquito antes y propóngale alguna de las actividades que le voy a recomendar en el área cognitiva. Siga el mismo patrón con la hora de ir a dormir. Igualmente con las siestas. ¿Va a poder su hijo dormir siesta durante el curso?  Si la respuesta es «no», no le elimine por completo la siesta, pero intente acordar con él que sus siestas no sobrepasen los 15-20 minutos. Poco a poco irá preparando a su hijo, a su reloj interno y a su organismo a los madrugones que nos esperan el resto del curso… 

Rutinas alimentarias: No se trata realizar cambios en el tipo de alimentación ni en la cantidad de ingesta, más bien se trata de adaptarlo. Poco a poco… Normalice el desayuno, que gradualmente comience a parecerse al que va a tomar durante los días de curso. Las recomendaciones de los expertos nutricionistas comienzan con que el desayuno es la comida más importante del día.

Cómo preparar un buen desayuno:

Puede guiarse de las siguientes recomendaciones:

– Un desayuno debería durar algo más de 10 minutos. No permita que sea estresante ni contagie este momento de las prisas por salir pronto de casa. 

– No le deben faltar a un buen desayuno:

         * Lácteos.

         * Hidratos de Carbono (cereales, pan, galletas…)

         * Alguna grasa a partir de aceites o mantequillas.

         * Vegetales: frutas, zumos naturales…

– Trate de evitar bollería industrial

Con estos tres consejos tan sencillos, no sólo estará dotando a su hijo de energía para todo el día, sino que estará previniendo un factor de riesgo de obesidad infantil.

Posteriormente céntrese en la merienda de la mañana, en la comida y en la merienda de la tarde.Trate de hacer con ellas algo similar a lo que su hijo hará durante el curso. Conviene que la comida principal se haga sentado, con tantos platos como vaya a tener en su Colegio y con un menú de características similares a las del centro escolar. Ajuste dichas comidas a las horas. Si sus hijos en el Colegio comen a las 13:30, trate de, gradualmente, ir acercando la hora de la comida a ese momento. 

La cena… Qué poca importancia se le da en algunas ocasiones. Como es sabido y como importantes nutricionistas nos dicen cada día, la cena ha de ser complementaria a la comida principal del día pero cumpliendo dos requisitos:

– Mismos grupos pero de forma complementaria (hidratos de carbono, proteínas, vegetales…) Si su hijo ha comido pasta, puede ofrecerle algo de arroz, siguen siendo hidratos de carbono, pero en otra presentación. Si ha comido ternera, puede añadir algo de pollo a ese arroz (otra proteína)…

– Ofrézcale cantidades menores a las que serviría si fuera la comida principal del día. 

– Evite fritos y cocinados pesados y haga platos que sean fácilmente digeribles. 

Un lácteo en forma de vaso de leche o derivados puede ser de grado para su hijo.

Igualmente, adapte los horarios a la hora en la que la cena se va a llevar a cabo durante el curso.

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