El cansancio acumulado de tantos días de camino y el largo viaje que le esperaba por delante, hizo que Carlos sucumbiera en un profundo y reconfortante sueño. Durante este tiempo recordó sus andanzas por Suiza, París y Galicia. Y fue precisamente en este último viaje donde decidió a dónde iba a ir en los siguientes viajes. De camino a Santiago Carlos se dio cuenta que no conocía en profundidad los secretos y las tradiciones de España, y todo lo que descubrió en este viaje le hizo empezar a investigar y levantó su curiosidad hacia ello. En el poco tiempo que tenía durante etapa y etapa comenzó a leer diferentes libros donde descubrió lugares y tradiciones maravillosas y hasta entonces desconocidas para él. Y al llegar a Santiago, mientras abrazaba al Santo, prometió conocer en profundidad todas ellas en sus siguientes viajes.

Quedaba poco más de media hora para llegar, cuando Carlos comenzó a despertarse y a recordar que se encontraba en un tren rumbo a su siguiente destino, un lugar mágico y maravilloso, lleno de secretos, tradiciones, leyendas, etc. Carlos quería conocer en profundidad todo ello, además de descubrir alguno de los platos más tradicionales de la zona, porque como bien recordáis, a Carlos le apasiona la cocina y la comida.

Este último pensamiento le abrió el apetito y dio buena cuenta de un buen trozo de empanada de pulpo que había comprado en una pequeña panadería al pié de la plaza del Obradoiro. Cada muerdo que daba le recordaba un momento vivido durante su camino, como las noches al olor de café en los albergues, la noche en Monte do Gozo, los amigos que fue haciendo, etc.

Sin darse cuenta había llegado a su destino, la voz en off del tren anunciaba la entrada en la estación de Santa Justa, ¿ya sabéis de qué ciudad se trata?

Al bajarse del tren, una bocanada de calor acompañó sus primeros pasos. El cambio de Santiago a este nuevo destino había aumentado considerablemente la temperatura, y el color verde de los grandes bosques se había transformado en el color amarillo de los grandes campos de cultivo de la zona.

Como ya habéis podido adivinar, Carlos acababa de llegar a Sevilla, a la estación de tren de Santa Justa, y ya allí, Carlos comenzó a conocer las maravillas de la ciudad de Sevilla, de la que tanto había leído durante el Camino de Santiago.

Esta estación de tren fue inaugurada en 1991 para suplir el cierre de las históricas estaciones de Plaza de Armas y San Bernardo. Nació para albergar la red de alta velocidad con motivo de la Expo 92.

Al salir de la estación, Carlos cogió un autobús con dirección a su alojamiento, donde poder descansar un poco y refugiarse del calor que hacía a aquellas horas en la capital hispalense.

Después de descansar y con las pilas cargadas, Carlos salió a dar un pequeño paseo por la zona antigua de la ciudad, para poder irse haciendo una idea de lo que visitar al día siguiente. Dio un largo paseo por el Barrio de Santa Cruz, uno de los más importantes y bonitos barrios sevillanos, lleno de historia y de legados históricos como la Catedral, la Giralda, el Alcázar, etc. Por sus estrechas calles pasaron pobladores árabes y judíos que dejaron su impronta en el lugar. Después de un día tan agotador, Carlos se fue a descansar para preparase para el día que se le avecinaba por delante,

¿Qué secretos y curiosidades descubrirá Carlos de Sevilla?