Ya estamos en el punto álgido de las vacaciones escolares de verano. Nos quedan varios días todavía para disfrutar del descanso estival. Los adultos vivimos a otro ritmo diferente. En estos días comenzamos también nuestras vacaciones y muchos viajaremos en coche hasta destinos de playa o montaña, o tal vez a nuestros pueblos, a escapar del calor de las ciudades o a reencontrarnos con nuestros familiares para pasar unos agradables días de descanso. El medio de transporte que solemos usar los españoles para estos desplazamientos, sobre todo si tenemos niños pequeños, es nuestro coche particular. 

 Los viajes en coche siempre suponen una aventura. Desde las pertinentes y necesarias revisiones periódicas hasta el cómo sobrevivir a dicho viaje con niños, con elevadas temperaturas y varios kilómetros por delante.

Desde 2007, revisamos cada cierto tiempo los aspectos que mejor funcionan para viajar en coche con niños. Este año, hemos considerado apropiado realizar una actualización y un nuevo informe en el que exponemos, a partir de las experiencias estudiadas y de la investigación realizada al respecto, cuáles son las mejores estrategias para hacer del viaje una experiencia agradable para niños y adultos y, como consecuencia, convertir el viaje en una experiencia positiva y agradable que vivir en familiar. Además de convertirlo en una experiencia positiva, lo estaremos convirtiendo también enuna oportunidad para disfrutar juntos, ampliando con ello la cohesión familiar. 

Exponemos a continuación algunos de los detalles más significativos.

¿CUÁNDO VIAJAR? De día, de noche, por la mañana, por la tarde…

 

De las personas encuestadas, la mayor parte refiere que salen de viaje en el momento que mejor les viene, teniendo como mayor condicionante las reservas del alojamiento o los compromisos laborales. Sigue muy de cerca a este motivo para planificar el viaje algo tan sencillo como la costumbre. Familias que siempre viajan de noche o por la mañana porque «siempre lo hemos hecho así». Se observa también una importante influencia acerca de las costumbres heredadas de las familias de origen de cada uno y, sobre otros factores, el momento en que el conductor mejor se siente para conducir. Llama la atención que los que eligen la noche para viajar suelen ser padres de niños menores de 3 años, y lo hacen porque «así van dormidos mientras viajamos». Otros aspectos tales como evitar atascos condicionan mucho el momento de viajar. 

Nosotros vamos a ofrecer unas pautas acerca de cómo elegir el mejor momento para viajar en base a las circunstancias de los más pequeños de la casa. El concepto clave en este aspecto es el relacionado con mantener las rutinas de comida y sueño al máximo posible. Las rutinas en días especiales como el del viaje, pueden cambiar, no obstante, mantendremos la regla de más menos 30 minutos hasta los tres años, más menos una hora desde los cuatro hasta los seis y hasta 90 minutos por encima y  60 por debajo hasta los 10 años. Queda resumido en la siguiente tabla:

Obviamente, debemos aplicar el sentido común a este aspecto. Cada uno conoce mejor que nadie a sus hijos y sabe mejor que la teoría o la experiencia de muchos otros padres, si su hijo aguantaría estos márgenes. Fiarse de nuestra experiencia con nuestro hijo en el aspecto de rutinas es importante.

Calcularemos una hora de recorrido cada 90 Kms. si viajamos por autovía o autopista, o una hora cada 60 Kms. si lo hacemos por carreteras convencionales. Independientemente de la velocidad, pueden ocurrir eventos como tráfico, cortes, desvíos, etc. que harán que aunque circulemos a una velocidad mayor, podamos tardar más. Además, siempre es mejor quedarnos cortos que largos.

Viajes por la mañana: suelen ser los más habituales. Hay que fijar la hora de salida en base al recorrido y la hora de la comida, teniendo en cuenta los descansos. Si la distancia que vamos a recorrer nos va a suponer una cuatro horas y nuestro hijo come a las 12 horas, un momento apropiado para salir serían las 7.30 de la mañana. Dividiríamos el viaje en un primer tramo de las 7.30 a las 9.30, momento en el que descansaríamos para reanudar nuestro viaje a las 10.00 y llegar al destino a las 12.00 para que pueda comer nuestro hijo tranquilamente y dormir su siesta en el momento que le corresponde. 

Si por el contrario vemos que el viaje va a durar más o no podemos salir a esa hora, debemos valorar viajar por la tarde o planificar nuestra ruta de manera que a la hora de la comida el niño pueda comer. Más adelante encontrará unas pautas acerca de la planificación del viaje. 

Viajes por la tarde: Nuevamente hemos de valorar mantener lo máximo posible la rutina de nuestros hijos. Más adelante observará consejos a la llegada para poner un buen punto y final al viaje. Uno de ellos será que no conviene que lleguen dormidos. Imagínese que por la noche se despierta y se encuentra de golpe en un entorno desconocido. Pasa de quedarse dormido en el coche a despertarse en un lugar que no reconoce. Sin duda, no es lo más apropiado. 

Valoraremos por tanto la hora en la que suele dormir y tendremos presente los cálculos ofrecidos anteriormente para el mantenimiento de rutinas. 

Si tenemos previsto que entre la noche en nuestro viaje o que por la hora y los lugares que vamos a desplazarnos la visibilidad sea más baja, valore la distribución de juegos o entretenimientos que va a usar en el coche (más adelante tratamos este aspecto). Al no poder ver por la ventana, muchos de los aspectos planificados pueden perder interés. 

Viajes por la noche: Estos viajes son sin duda los que más controversia guardan. Hay tantos detractores como defensores. Nosotros volvemos nuevamente a remitirle a su experiencia previa con su hijo, pero también a que valore:

– ¿Cómo duerme su hijo cuando lo hace en otro sitio que no es su cama? Hay niños que duermen de maravilla estén donde estén. Descansan y se despiertan frescos. Si este es el caso de su hijo, puede ser una buena opción, de lo contrario, que su hijo llegue cansado a su retiro vacacional, puede suponer un par de días de cambios en su conducta, pérdida de rutinas por unos días, malas comidas, no querer dormir en las horas de sueño o tener sueño en momentos que debiera estar disfrutando de las actividades del día. 

– ¿Se despierta fácilmente? Si su hijo es de los que tras escuchar un ruido por pequeño que sea se despierta, piense dos veces si quiere arriesgarse a que su hijo se despierte a las 12 de la noche o a las 5 de la mañana y ya no duerma más. Las consecuencias son similares a las expresadas anteriormente pero en mayor grado, pues no es lo mismo no dormir que dormir mal. 

-¿Tiene su hijo pesadillas habitualmente? Si la respuesta es afirmativa, quizá viajar de noche sea una mala idea. Si se despierta con pesadillas, desorientado y fuera de su entorno habitual, le costará mucho volverse a dormir y puede que esta situación facilite la aparición nuevamente de pesadillas. Si presenta terrores nocturnos, descártelo sin duda. ¿Conoce la diferencia entre ambos? 

– Higiene del sueño: si la higiene del sueño de su hijo es adecuada, puede ser hasta una experiencia atractiva, no obstante, si no es regular a la hora de dormir, a la hora de despertar, si despierta muchas veces durante la noche o si habitúa a comer algo (biberón, leche, galletas…) durante la noche, quizá la idea no sea muy apropiada. Pretendemos evitar que se desvele y no duerma más en todo el trayecto. 

A continuación tratamos la planificación del viaje en familia. Esta parte de la planificación: ¿cuándo viajar? le corresponde a los adultos. Los niños pueden opinar pero es finalmente el adulto quien tomará la decisión. Nuestro consejo es: decida cuándo va a viajar y planifique con ellos el viaje indicándoles que va a ser en el momento que han elegido y preparen bien el resto. 

PLANIFICACIÓN DEL VIAJE EN FAMILIA

 La planificación del viaje es esencial para garantizar que será una experiencia agradable y positiva que vivir en familia. Para ello será preciso contar con:

– Mapa de carreteras (vamos a pintar encima de él).

– Ordenador con conexión a Internet.

– Bolígrafo o rotuladores.

La forma de comenzar la planificación del viaje consiste en ver la distancia a recorrer sobre el mapa y buscar los sitios por los que se va a pasar. Desde el punto de partida hasta el punto de llegada, marcaremos dos tipos de sitios:

a) Sitios con interés personal: lugares en los que hayamos estado, en los que hayan sucedido anécdotas interesantes a la familia, etc. Los marcaremos y recordaremos la anécdota sobre la marcha. Posteriormente al pasar por ese punto una vez en carretera, lo evocaremos nuevamente. 

b) Sitios con interés histórico – cultural: marcaremos aquellos que resulten de atractivo especial, hablaremos sobre el por qué de ese interés, buscaremos en Internet parte de la historia, etcétera.

Posteriormente al pasar por esos lugares mencionaremos el sitio y hablaremos nuevamente de la historia del sitio, monumento o lugar por el que estamos pasando. 

Colocar todos estos aspectos en el clásico mapa de carreteras hará que visualmente los niños puedan saber cuánta distancia queda hasta llegar al destino. Es una forma más de las que seguiremos contando a lo largo de esta entrada. 

Es esencial también planificar las paradas y descansos. Cada 200 kms o cada dos horas. La recomendación basada en las experiencias de varias familias, con la que coincidimos, es planificarlo por distancia. Es una buena forma de no fallar y alterar el plan inicial, no obstante, entendemos que los atascos, posibles desvíos en carreteras y otros eventos habituales del tráfico pueden hacer que tengamos que cambiar el plan. Lo primero que haremos será buscar sitios para descansar en el viaje por kilómetros. Con Internet, a día de hoy, no hay dificultad para hacerlo.Si todo sale según lo correcto, en la planificación del descanso pensaremos qué actividad se va a llevar a cabo allí: comeremos un bocadillo, pondremos gasolina, limpiaremos las lunas del coche, llamaremos por teléfono a alguien, compraremos agua o refrescos, etc. Podemos hacer uso de la tecnología para con Google Earth descubrir cómo es la estación de servicio o área de descanso en la que vamos a realizar cada parada. Podemos incluso seleccionar mirando en la Web del lugar qué vamos a pedir en ese sitio para comer o beber, si es que toca, o qué vamos a hacer. Más adelante en la sección de juegos os damos algunas ideas sobre este aspecto. 

MAMÁ, PAPÁ… ¿CUÁNTO QUEDA? Manejo de la noción del tiempo

Según lo observado, esta pregunta realizada secuencialmente cada cinco minutos o menos, es uno de los aspectos que más alteran a los padres cuando realizamos un viaje en coche. La planificación para ello es esencial. Los niños sabrán ver en ese mapa en el que hemos realizado un pequeño diario de viaje la distancia hasta el punto. Para ello será preciso que en la planificación fijemos cuándo estamos a la mitad del viaje. En ese momento, les contamos mientras planificamos, «cuando lleguemos aquí, quedará el mismo tiempo que desde que nos hemos metido en el coche hasta ahora». 

Y es que el manejo de tiempo en los niños debe hacerse de una forma apropiada. De nada servirá hablar de horas, minutos, y mucho menos de kilómetros. Los niños ese lenguaje no lo terminan de comprender del todo (claro que a mayor edad, mejor comprenden la distancia en términos de tiempo). Nuestras recomendaciones son:

– Asociar tiempos a actividades diarias conocidas: Antes del viaje explicaremos que va a durar tanto como una mañana de Colegio (5 horas), hasta que vas a comer. Podemos ir calculando y decir de vez en cuando frases como: «ahora estarías cambiando de clase», «ahora estarías ya en el primer recreo de la mañana», etcétera. De esta forma el niño se puede hacer una idea más real, más vivencial, del tiempo que le queda para llegar. 

– Canciones, películas o juegos: Si vamos a escuchar canciones, ver películas y realizar juegos durante el viaje, en la planificación haremos una lista de canciones a escuchar, películas que ver y tiempo que invertiremos en jugar a cada juego. Valoramos la duración de cada canción y película y también de los juegos. Finalmente podremos decirles: «Cuando hayamos escuchado 20 canciones, visto la película que vayamos a ver, y jugado a estos tres juegos, habremos llegado». De esta forma los niños tendrán un fácil manejo de la situación en lo referente al cálculo del tiempo. 

Está demostrado que los niños que son capaces de hacer estimaciones de tiempo en los viajes, se portan mejor y no generan estrés en el adulto con la clásica pregunta repetida cada cinco minutos. 

LA INFLUENCIA DE LO QUE COMEMOS Y BEBEMOS EN EL COCHE

Sin duda alguna, el factor «comida» y el factor «bebida» influyen, y mucho, a la hora de hacer más llevadero el viaje, tanto a adultos como a niños. Cada familia se estructura de una forma diferente a la hora de gestionar las comidas. Además, no será lo mismo si viajamos por la mañana sin entrar en la hora de la comida, a si nos pilla en carretera la hora de comer, si viajamos por la tarde a primera hora o a última hora entrando en la noche. 

Como norma general es apropiado y se recomienda frente a otro tipo de nutrientes el consumo de hidratos de carbono, cantidades que no sean excesivas y una buena hidratación. Vamos a verlo con más detenimiento:

Si la comida la realizamos en casa para ir «picando» durante el camino o realizar una comida tipo picnic en alguna de nuestras paradas, conviene tener en cuenta que debemos aprovechar la oportunidad de preparar platos nutritivos a la vez que ligeros. Una ensalada de pasta fría será maravillosa para aportar hidratos de carbono al organismo. Además, con el calor propio de la época, algo frío entra con más facilidad, más si se trata de niños pequeños. Podemos pensar también en algún preparado a base de arroz. Una ensalada fría de arroz también puede ser muy atractiva. Podemos añadirle a ambas tanto lechuga como espinacas, canónigos, etc. Además, podemos incluir algo de atún y tomate. 

Si nuestra idea es hacer unos bocadillos para disfrutarlos en el coche o en alguna parada, siempre podemos pensar en hacer un buen bocadillo de pan blanco o pan integral con tomate, atún, pavo, lechuga o queso. 

Además de lo expuesto, cualquier hortaliza o verdura será muy bienvenida, así como una fruta para poner fin al momento de la comida.

Son comidas que no resultarán copiosas, de fácil mantenimiento de la temperatura en el vehículo.

Si comemos en un restaurante seguiremos una máxima: nada de comidas copiosas. Pensemos en algún hidrato tipo arroz, pasta, en alguna verdura o legumbre, y en alguna carne o pescado ligeros. Añadir una pieza de fruta terminará por enriquecer nuestra comida en el restaurante. 

Nunca estará de más llevar algún tipo de fruto seco en el coche para «picar» algo. 

La buena hidratación es fundamental. Para los niños en coche siempre es preferible huir de bebidas con gas y/o con cafeína. Zumos, batidos y agua son los elementos más apropiados. 

Debemos tener cuidado si nuestros hijos tienen cierta facilidad para marearse en el coche. En tal caso habrá que valorar la duración del viaje y la conveniencia de comer y/o beber durante el trayecto. Si no nos queda más motivo, deberemos pensar en lo siguiente: cuanta más comida tenga el niño en su estómago, más facilidad tendrá para sentir mareo y presentar náuseas. La manzana será una buena aliada de los niños con mareo. Hidrata y se digiere de forma muy sencilla. La hidratación la realizaremos mediante alimentos tipo manzana, gelatina y otros sólidos con alta cantidad de agua, ya que los líquidos favorecen la aparición de esas sensaciones, no obstante, no desatenderemos la sed. No debe aparecer la sensación, para lo que facilitaremos la ingesta de agua en muy pequeñas cantidades de forma continuada. 

Será especialmente importante que en la planificación del viaje marquemos los momentos de comida principales (comida, merienda, cena…) y los añadamos a ese mapa. Esos frutos secos de los que se hablaba anteriormente serán apropiados para «picar». No será preciso marcar este aspecto en el mapa.

UN BUEN HABITÁCULO PARA EL VIAJE

Lograr unas condiciones apropiadas para el viaje en coche es esencial para garantizar confort tanto al adulto como a los niños. Trataremos en este punto aspectos tan importantes como son la temperatura, el uso de sistemas de retención, juguetes apropiados para llevar en el coche, y elementos con pantallas (otro tema bien controvertido). Veamos detenidamente los diferentes aspectos.

LA TEMPERATURA EN EL VEHÍCULO

De todas las personas con las que hemos hablado cuesta mucho encontrar a dos que hagan el mismo uso del aire acondicionado, presente ya de serie en prácticamente todos los vehículos. ¿Realmente influye la temperatura? Sin duda alguna: sí. Y, ¿en qué influye? En los adultos, sobre todo en el conductor, es esencial de cara a evitar somnolencia, aumento del tiempo reacción, etcétera pero en los niños genera otras cuestiones. La primera de ellas es el confort. Una temperatura elevada (calor) va a hacer que nuestros hijos estén incómodos, suden y se cansen mucho más rápido. Lo que concluirá en mal comportamiento, peleas, y aburrimiento generalizado que terminará por estresar a todos los viajantes y hacer que recordemos el viaje durante tiempo, y no precisamente por haber sido agradable. El frío actuará de forma similar, generará disconfort. Llevará a los niños a moverse para entrar en calor y facilitará problemas de comportamiento y el posterior malestar en el viaje. 

La temperatura adecuada es aquella entre 21ºC y 23ºC. Los encuestados nos indican en su mayoría el uso del aire acondicionado pero no del climatizador. La función AUTO presente en la mayoría de coches, permite mantener el coche en dicha temperatura. La otra función A/C sin AUTO, hará que el aire salga a esa temperatura constantemente, lo que bajará mucho la temperatura del habitáculo. 

Es imprescindible tener en cuenta dos aspectos:

CIRCUITO CERRADO: El uso del botón de circuito cerrado es casi de obligado cumplimiento en túneles, atascos y cuando el vehículo que se sitúa delante de nosotros emite grandes cantidades de humo (si blanco el humo con mucho más motivo). El acceso al habitáculo de dichas emisiones o el acceso directo de humos de otros coches puede aumentar la tasa de monóxido de carbono en nuestro vehículo. Es muy poco probable pensar en una intoxicación, no obstante, si podemos sentir, de entrar humos al coche, además del olor desagradable, sensación de mareo, dolor de cabeza e incluso vómitos.

BAJAR LAS VENTANILLAS: Resulta impensable imaginar un viaje en coche en que las ventanillas no se bajen nunca, aunque muchas personas refieren no bajarlas para «no perder el frío» del aire acondicionado. Esto es un error. Conviene realizar un aporte de aire ambiente al habitáculo. Por lo que nuestra recomendación es abrir las ventanillas cada 30 minutos durante 3 o 4 minutos. No es preciso bajarla del todo, símplemente lo suficiente como para que se intercambien el aire del interior con el del exterior. También recomendamos accionarlo después de haber mantenido el botón de circuito cerrado durante más de 30 segundos (con abrir las ventanillas un minuto será suficiente)

A continuación presentamos un resumen gráfico de dichas acciones.

Encargar a los hijos la tarea de estar «muy atentos» a túneles, coches que emiten mucho humo y cuándo bajar las ventanillas, será una forma de mantener a lo niños activos en el viaje y sintiéndose parte del mismo. Es algo que deberíamos tener en cuenta en la planificación del viaje en familia y recordar a cada uno la responsabilidad asignada al iniciar el viaje. 

SISTEMAS DE RETENCIÓN INFANTIL

 

Este no es un informe sobre seguridad en los viajes, su naturaleza es bien diferente, no obstante, se entiende necesario tocar este aspecto pues, además de seguridad, estos dispositivos también están destinados al confort. Llevar a un niño de 15 Kgs. en una silla del grupo 0+, hará que se sienta incómodo, como si llevamos a un niño ce 22 Kgs. en una silla del grupo 1. Dado que la normativa cambia cada equis tiempo, le recomendamos encarecidamente que antes de salir de viaje revise bien qué sistema está usando usted y si el mismo se adapta a la última normativa y si se trata del más seguro. Dejamos a continuación este esquema de sistemas orientativo. No olvide revisar la normativa vigente. 

JUGUETES PARA EL VIAJE

 Muchos padres nos realizan consultas al respecto muy a menudo. ¿Es apropiado darle juguetes en el coche o es mejor que se entretenga con el adulto? Nuestra respuesta siempre invita a llevar a cabo ambas acciones. Nuevamente conocer bien a nuestro hijo es fundamental. Su capacidad para jugar solo o la dependencia del adulto nos indicarán la mejor forma de proceder al respecto.

Nuevamente, en la planificación familiar del viaje, este tema debe tratarse. Hablaremos sobre qué juguetes vamos a llevarnos a nuestro destino y cuáles de ellos van a ir dentro del coche. ¡Ojo! Hablamos de jueguetes en este apartado, no de cualquier otro sistema de entretenimiento con pantallas. Eso llegará más adelante.

Para elegir un buen juguete que llevar en el coche conviene recordar el concepto «manipulable», es decir, que sea algo que puede tocarse con las manos, y que no va a requerir atención plena visual. Hacerlo, además de aumentar la fatiga, puede provocar mareos y dificultar el resto del viaje, por lo que otro concepto que debemos tener en cuenta es ese: evitar maros. A estas alturas seguro que ya conoce el uso de entretenimientos como el «Spinner» o pelotas anti estrés, que bien usados pueden hacer el viaje más llevadero a los pequeños. 

Además, debemos elegir algún juguete que les guste y les entretenga como un peluche, un coche, una muñeca, etc.

Tendremos en cuenta estas premisas para elegir un juguete apropiado:

– No deben ser ruidosos (imagínese varias horas con ruidos) o de lo contrario todos acabaremos agotados. Llegará el punto en que el adulto se lo querrá quitar y puede desencadenar en conflicto con llanto, gritos y pataleta incluida. 

– No deben ser peligrosos: es decir, no deben contar con elementos que puedan soltarse, ingerirse, o salir volando por el vehículo. 

– No deben tener espejos o producir reflejos: por las lógicas consecuencias negativas sobre la conducción. 

– No deben ocupar mucho espacio ni ser fuentes de calor. 

DISPOSITIVOS DIGITALES

Otro aspecto que genera mucha controversia. La mayor parte de las personas a las que hemos consultado, indican que hacen uso de éstos dada su capacidad de entretener durante horas a los niños. Claro, visto así, no nos sorprende el elevado uso y lo mal que suelen acabar estos viajes. ¿Por qué? Muy sencillo. Además de poder llegar a generar nerviosismo y mareos, elevan muchísimo la fatiga del niño. No sólo permanecen a corta distancia sino que a la visión central de unos elementos determinados, generalmente dibujos con muchos colores, hemos de sumarle la visión periférica por la que el niño percibe constantemente el pasar de otros vehículos, árboles, letreros, etcétera. El procesamiento visual del niño no cesa y la fatiga, el cansancio y con ellos el aburrimiento, mal comportamiento e incluso el dolor de cabeza. 

¿Cómo usar estas herramientas correctamente? Nuevamente nos centramos en la planificación familiar del viaje como punto clave. En dicha planificación estableceremos si se van a usar, cuándo van a usarse y para qué. Al hablar del control del tiempo en el viaje decíamos «cuando se acabe tal película…» pues este puede ser el momento para hacer uso de la misma. Siempre deberá ser de la siguiente forma el uso adecuado de los dispositivos digitales:

– Se usarán cuando se haya acordado (el adulto es el responsable de dirigir el acuerdo y de que lo se acuerde deje satisfechos a padre y madre).

– Su uso no debe extenderse por más tiempo seguido que el resultante de multiplicar la edad por 5. Así nos encontraríamos con la siguiente tabla orientativa (nuevamente remitimos al conocimiento de nuestros hijos como herramienta esencial)

 – No se rompen las reglas sobre los contenidos a usar (vídeos, películas, juegos, etc.).

– Existe posibilidad de supervisión de contenidos en cualquier momento. 

– No genera conflicto con hermanos.

– Su uso en total no constituirá más del 25% del viaje. (Si el viaje dura cuatro horas, por ejemplo, no se sobrepasará en conjunto los 60 minutos). Pase las horas a minutos y divida entre cuatro para obtener el tiempo máximo de uso del dispositivos digital. Además, esta norma, permitirá obtener un mayor disfrute y segmentar su uso en diferentes momentos con lo que recordamos nuevamente las posibilidades para controlar el tiempo que ofrecen. 

Y ADEMÁS, PODEMOS JUGAR A ALGUNOS JUEGOS CLÁSICOS

Otro de los aspectos que valoraremos a la hora de planificar el viaje será el de los juegos a los que podemos jugar en el coche. Existen una gran infinidad de juegos que nos permiten pasar un rato divertido, entretendrán a los niños, harán el viaje más ameno y permitirán que todos disfrutemos de un rato divertido en el coche disfrutando de la familia.

 Algunos de los juegos no requieren preparación alguna:

– Palabras encadenadas: se establece un orden de respuestas. La primera persona dice una palabra, el siguiente deberá construir otra palabra que empiece por la misma sílaba/letra por la que la palabra acaba. El tercero tendrá que hacer lo propio con la palabra del segundo, y así sucesivamente, por ejemplo: Casa – sapo – pocilga – gamo – molino – novio…. Este ejemplo es por sílabas, pero por letras puede resultar más sencillo. Si los niños son algo más mayores, puede jugarse a este juego de forma temática: con la última letra y palabras relacionadas con el coche, por ejemplo. 

– Buscar letras en carteles en el lado de la ventanilla: sirven soportes publicitarios, matrículas de coches, rótulos de camiones, etc. Gana el primero en llegar a un número determinado de letras encontradas que se habrá fijado antes. 

– Colores de vehículos: igual que el juego anterior, pero esta vez sumará un punto cuando pase el color del vehículo por la ventanilla de cada uno. En caso de ser cuatro, se establece que el de delante se queda con el punto si la matrícula es par y el de atrás si es impar o viceversa. Si son cinco, el quinto puede formar equipo con otro miembro del vehículo o bien ofrecerle un tercer color pero, como no cuenta el factor ventanilla, cada dos coches de ese color suma uno. 

Otros juegos requiere preparación previa:

Será una gran oportunidad para motivar a los niños para el viaje y entretenerlos de forma educativa durante unos días:

– Adivinanzas: tendrán que inventar adivinanzas relacionadas con la familia, con el viaje, con el itinerario, con el sitio al que van a ir, etc. 

– Trabalenguas: tendrán que o bien inventarlos, o bien aprenderse un par de ellos para recitarlos en el coche y que, posteriormente, los demás los aprendan. Se puede hacer posteriormente un concurso. 

– Chistes: para ello tendrán que prepararse varios chistes o bien inventarse chistes relacionados con el viaje. 

Hay tantos juegos como se nos ocurran y podemos mantenerlos durante todo el tiempo que queramos. Son un gran recurso. Por supuesto, no debemos olvidar el clásico recurso de cantar cancionescanciones-juego o inventar canciones durante el viaje con la música de canciones conocidas cambiando la letra por cosas que vamos viendo durante el viaje. 

Además, otro juego-encargo será indicarle a cada uno de los hijos el nombre de uno, dos, tres, cuatro… pueblos por los que vayamos a pasar para que estén atentos a los carteles. Cada cartel reconocido por cada uno ofrecerá un punto. Al final se verá quién ha estado más atento durante el viaje.

Convertir el viaje en divertido es sólo cuestión de dedicar unos minutos a pensar algunos entretenimientos sencillos.

CONSEJOS PARA LA LLEGADA A DESTINO

  

Al llegar al lugar en el que vamos a disfrutar de nuestros días de vacaciones, conviene siempre que hagamos un poco de «evaluación» del viaje. Vamos a preguntar a nuestros hijos por las cosas que más les han gustado, las que menos, ideas para mejorar el próximo viaje en familia, etc.

Además, deberemos dares (en función de la edad que tengan) ciertas pautas acerca de la organización de los próximos días. Nuevamente, el establecimiento de rutinas y el poder tener claro lo qué va a suceder y cuándo es de gran valor para los niños. 

Entre adultos también conviene repasar cómo fue la planificación, cómo ha sido su ejecución y qué grado de satisfacción tenemos al finalizar el viaje. Anoten los aspectos a repetir, lo que ha funcionado y lo que no. Será de vital importancia para nuestro próximo viaje.

UN CONSEJO DE ORO PARA EL VIAJE: Pase lo que pase, ya sean atascos, una avería en el vehículo, salir más tarde de la cuenta… nunca pierda la paciencia, no grite, no manifieste estrés ni hable como si estuviera enfadado. Nada hay que altere más a un niño que ver a sus figuras de referencia nerviosos.

Y ahora, sólo queda disfrutar de los próximos días, y prepararse. El viaje de vuelta llegará y hay que programarlo también.